«Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe..»
Así como la Fe la Caridad es un don.
La caridad es el amor de Dios en nosotros. Y este amor no es eros (Èρως), no es lo que da placer físico, sino que es filìa (φιλία), el sentimiento que empuja a amar como Dios ama.
En nosotros, por lo tanto, debe estar en primer lugar el amor y la gratitud que debemos a Dios que nos ha elegido como sus hijos adoptivos, a quien debemos nuestra filiación divina.
En agradecimiento a él, este mismo amor debemos esforzarnos por manifestarlo volviéndolo hacia nuestro prójimo.
Amar al prójimo como a si mismo es ante todo de tratarlo como nos trataríamos a nosotros mismos, dentro de nuestras posibilidades, a partir del respeto que debemos esforzarnos mostrar por todos y por todo hasta el más mínimo detalle.
Por ejemplo, incluso cuando estacionamos el automóvil, ¿prestamos atención para hacerlo con precisión y corrección, sin causar confusión para no complicar la vida a los demás, aunque nos cueste más esfuerzo?
Demostraremos nuestra caridad esforzándonos por tener esa empatía hacia los demás, ponernos en sus zapatos, procurando siempre no causar dolor ni dificultad a nadie, y ayudar como podamos a quien Dios ponga en nuestro camino, y a quien reconozcamos como nuestro deber de ayudar.
Seremos caritativos cuando nos esforcemos por cumplir con nuestro deber lo mejor que podamos, tal vez ayudando a otros a hacerlo, y esforzándonos por hacer siempre nuestrotrabajo mejor por amor a Dios.
Jesús los pobres los enfermos los afligidos. Jesús ayuda a cualquiera que pida
Puede parecer excesivo para uno de nosotros, gente corriente, con mujer e hijos, que en la vida corriente solemos estar sobrecargados de problemas ya veces ni siquiera sabemos cómo solucionarlos.
En el mejor de los casos tenemos que lidiar con los problemas de la familia, los hijos, el hogar, tener que pagar facturas y facturas, tener que cumplir reglamentos y a veces leyes opresivas, como en el caso de estos años de pandemia del COVID19, o incluso a veces injustas como la excesiva carga fiscal que nos empobrece y priva de recursos a la familia.
Muchas veces también sentimos dolor, al ver a tantas personas que se encuentran en dificultades mucho más graves y duras que las nuestras, tal vez aquejadas por sus enfermedades o las de sus familiares, y también de ser conscientes y darnos cuenta de que no podemos ayudarlas.
Por eso ofrecemos a Dios con la oración los dolores y aflicciones de los demás y también los nuestros.
GANARSE EL DONO
Como sucede con la Fe y la Esperanza de la salvación eterna, la única manera de obtener el gran don de la virtud de la Caridad es estar en compañía de la Persona que puede darnos ese don.
Ante todo viene el amor y la gratitud que debemos a Dios que nos ha elegido como sus hijos adoptivos, amor que debe dirigirse no sólo al prójimo, sino primero a Dios mismo, obrando como él manda.
Lo que verdaderamente importa en este mundo es esforzarse por vivir según las enseñanzas de Cristo en el lugar donde Dios nos ha puesto.
Y para esto es necesario, en mi opinión, leer un pasaje del Evangelio todos los días, orar y meditar sobre él.
Pero esto no es suficiente: también es necesario leer, estudiar y documentarse para comprender cómo cada uno de nosotros, en la posición en la que Dios ha querido ponerlo, y según sus propias responsabilidades concretas, puede contextualizar correctamente la enseñanza evangélica en la realidad y esforzarnos por aplicarla en la practica de cada día, sin por ello faltar a los deberes que tenemos primero con nuestra familia y luego con la sociedad.
Fin del comentario
NOTA HISTÓRICA
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Hablando de leyes y política, me gustaría llamar la atención sobre el hecho de que una legislación mala o defectuosa, incluso si se introduce con fines beneficiosos e idealmente admisibles y también justos, puede todavía conducir a la expansión de la pobreza e incluso causar la muerte de muchas personas.
De hecho, la ética política, aunque se base en los mismos principios, no siempre se puede aplicar con la misma práctica que podría ser loable para el individuo o incluso para particulares grupos de personas.
Por exemplo cierto no están dotados de la virtud de la caridad aquellos que, especialmente en los últimos 12 años, administrando mal y legislando peor, han llevado a nuestro país, Italia, a las malas situaciones de hoy.
Ciertamente no están dotadas de la virtud de la caridad aquellas personas que a sabiendas han abusado de su poder, provocando fines aparentemente buenos para derrochar dinero y vidas humanas, actuando sobre la base de ideologías inadecuadas en el momento histórico u intéres personal.
No temais ! la ,isericordia de Jesús
es INFINITA
Carta I de San Pablo a los Corintios 12,31.13,1-13.
Hermanos:
Aspiren a los dones más perfectos. Y ahora voy a mostrarles un camino más perfecto todavía.
Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.
El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece,
no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tiene en cuenta el mal recibido,
no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.
El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá;
porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.
Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.
Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño,
pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.
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