«La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.»
Aquí Jesús nos enseña que un cristiano, el que quiere seguirlo, debe hacer su propio trabajo de apostolado.
Evidentemente, quienes queremos seguirlo y tenemos familia, sabemos bien que hemos asumido voluntaria y conscientemente obligaciones pesadas y vinculantes con ella, ya que sus miembros son nuestro prójimo más cercano.
Por lo tanto, la familia requiere que empleemos nuestras energías de la mejor manera posible. Los que todavía tenemos hijos en casa tenemos también una especial misión educativa que es nuestro primer deber apostólico.
Consequently, this mission must be understood by us Christians as an opportunity to leave a mark on people's lives, already as children and later as adolescents and young people.
As Pope Francis tells us, this is a great "responsibility" and at the same time an opportunity "to introduce young people, with wisdom and respect, to the ways of the world and of life", through an accompaniment that make them capable of “opening up to the true, to the beautiful, to the good”.
It is no coincidence that one of the aspects highlighted by the Pontiff is the ability to "testify - first of all with one's life but also with words - that the Christian faith is the bearer of "light and truth in every sphere of existence, without excluding anything, without clipping the wings of young people's dreams, without impoverishing their aspirations".
Fortunately and by God's grace we are not alone in this mission, because we can take advantage of the structures of the Church. In this, however, always paying close attention to avoid abdicating our primary role as parents; we also know that the Church is holy, but although it is very rare, unpleasant surprises can also be found within.
Para otros que no tienen o ya no tienen la responsabilidad de la familia, no cesa la obligación de apostolado y proselitismo, y tampoco la misión educativa hacia los que nos rodean. Sin excluir, sino esperando que a nuestro alrededor haya alguien que pueda ayudarnos y que sea un ejemplo para nosotros con su vida y sus obras.
EL BUEN RESULTADO Y EL ÉXITO DE NUESTRO APOSTOLADO PERSONAL DEPENDEN DE UN HECHO FUNDAMENTAL: SENTIRSE Y ESTAR CERCA DE DIOS EN CADA MOMENTO DEL DÍA, BUSCANDO RECORDAR QUE ÉL SIEMPRE NOS VE, EN CADA MOMENTO.
Debemos estar seguros de que lo que nos sucede no se debe a la casualidad, si al tomar nuestras decisiones le hemos pedido primero a Dios que nos ayude. Por eso, SIEMPRE, todos los días, reservamos un tiempo para hablarle en silencio, confiar en Él y escuchar Sus respuestas. Tal vez no escuchemos nada al respecto de inmediato, tal vez parezca que estamos haciendo algo inútil, pero si miramos a nuestro alrededor más tarde, veremos que al final Él nos ayudó a hacer lo correcto.
Nuestra oración es esencial. Si rezamos un rosario todos los días quizás con una intención particular, esto nos ayudará en todo.
Pero tenga cuidado de que esta oración no sea simplemente un ruido mecánico, un canto vacío. Tenemos que orar pensando en lo que estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo.
fin del comentario
NOTA HISTÓRICA
Santo del día: El 3 de diciembre se venera a San Francisco Javier, sacerdote nacido el 7 de abril del año 1506 en el castillo de Xavier, en Navarra. El Papa Urbano VIII lo llamará "el Apóstol de las Indias"
Desde su adolescencia se dedicó con apasionado amor al estudio de las letras, en el que obtuvo excelentes resultados. Ya profesor de Filosofía en el colegio de Santa Bárbara de París, se encontró por providencia de Dios con San Ignacio de Loyola, el fundador de la 'Compañía de Jesús'.
Este le repetía incansablemente la frase evangélica: «¿De qué le sirve al hombre adquirir el mundo entero, si luego pierde su alma? ».
Con la ayuda de la gracia, el santo fundador de los jesuitas lo indujo a reflexionar bien sobre esto, haciéndole comprender la verdad y la importancia de esta máxima, tanto que, abandonando todo proyecto mundano, se entregó con todas sus energías a la santa causa del Señor, bajo la guía experta de San Ignacio. Se hizo diácono y finalmente, después de dos meses de duras penitencias, pudo celebrar su primera Misa con una efusión de corazón indescriptible.
Mientras tanto Juan III, rey de Portugal, habiendo oído la fama de los compañeros de Ignacio, pidió que algunos fueran enviados como misioneros a las Indias Orientales.
Sabiendo esto e iluminado por el cielo, Ignacio eligió a Saverio, quien aceptó gustoso la misión que le había sido encomendada.
Habiendo recibido la bendición papal, partió y llegó felizmente a Goa, la principal ciudad de las Indias, que fue la primera en recibir los frutos de la palabra de Francisco. De Goa en 1545 partió hacia la península de Malaca, en Malasia, donde conoció a unos japoneses que le propusieron extender la evangelización a Japón, donde también llegó a Kagoshima en agosto de 1549. Allí comprendió la importancia de China, donde luego se estableció: pero, enfermando durante un viaje de Malaca a la isla de Sancian, murió en 1552, sin poder recibir ningún sacramento y privado de cristiana sepultura. Su cuerpo fue llevado a Goa, donde se encuentra hoy en la iglesia de Bom Jesus.
No temais ! la misericordia de Jesús
es INFINITA
Evangelio según San Mateo 9,35-38.10,1.6-8.
Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias.
Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor.
Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos.
Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de curar cualquier enfermedad o dolencia.
"Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel.
Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca.
Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente.
"
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.
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