Durante mi vida, hasta ahora bastante larga, muchas experiencias personales me han fortalecido en la Fe por la gracia de Dios.
Me pareció cada vez más evidente y, a pesar de las dudas, tengo que admitir que las experiencias de mi vida siempre me han convencido de la verdad de las historias del Nuevo Testamento, y me convencen todavía.
A pesar de esto, aún hoy, mientras leía las lecturas del día de Pentecostés, desde lo más profundo de mi psique un apuntador maligno me susurró la duda de Fe, desde ese id donde residen los impulsos que mi ego debe esforzarse por dominar.
Descenso del Espíritu Santo sobre la Virgen María y los Apóstoles
La razón sin fe se confunde: ¿cómo es esto posible?
¿El rugido, un viento fuerte, y llenando toda la casa?
¿Lenguas como de fuego, dividiéndose y poniendose sobre cada uno de ellos?
¿Hablar y comprender idiomas hasta ahora desconocidos?
¿Será que San Lucas Evangelista, el médico experto, persona práctica y concreta, contó una fábula, imaginó una historia fantástica??
En este punto pido disculpas por la repetición, pero teng
o que volver a poner lo escrito en un comentario anterior:
Para pasar bien el tiempo, como suelo hacer en determinados casos, estaba leyendo una sección de un libro interesante y útil en la pequeña pantalla de mi iPhone.
Permítanme decirles que el autor, Giuseppe Ricciotti (Click), sacerdote de la Iglesia católica, como San Jerónimo, mereceria el título de Doctor de la Iglesia por la exhaustividad de la exposición y la indicación de las fuentes y orígenes que no dejan lugar a dudas.
En particular, estaba leyendo un pasaje de su libro sobre los orígenes del texto que comento hoy, extraído de la primera lectura de la misa de esta mañana.
Giuseppe Ricciotti prueba sin ninguna duda que el libro de los Hechos es auténtico y que fue escrito por Lucas, médico de profesión, el mismo autor del Evangelio del mismo nombre, comenzando poco después de la crucifixión de Jesucristo, incluso la redacción de el texto termina bruscamente en el año 70 d.C.
El pensamiento de los orígenes de este libro y el conjunto orgánico de las Escrituras en el que la coherencia de todo prueba su verdad fortalece la fe.
Aquí, el relato de los milagros que realiza San Pedro debería convencer a cualquiera de que Jesucristo vive en él y quiere que sea el fundamento y la cabeza de sus fieles.
Para resolver y superar la duda que Satanás siempre está dispuesto a inculcar, me doy cuenta de que además de leer el Evangelio o algún libro espiritual es fundamental superar el riesgo de parecer fanático u ingenuo.
Además de la lectura diaria del Evangelio, la de los Hechos también es ideal, pero me gustaría sugerir que incluso obras "científicas" como las del Abad Ricciotti son, en mi opinión, indispensables.
Entre las lecturas espirituales me gustaría sugerir aquí una lectura que me ha involucrado profundamente: Este es el 'Decenario del Espíritu Santo' de Francisca Javiera del Valle.
NOTA HISTÓRICA
Ricciotti, Giuseppe. (Roma, 27 de febrero de 1890 - Roma, 22 de enero de 1964) - Fue un semitista y arqueólogo bíblico, un profundo estudioso del cristianismo y sus orígenes.
Ciudadano ejemplar y capellán militar. ganó una medalla de oro por su valor militar en la Primera Guerra Mundial.
Sac. Giuseppe Ricciotti De esta dramática experiencia surgió y maduró su obra más significativa, como él mismo relata en la ponencia: Vida de Jesucristo.
El texto, publicado en 1941, tuvo posteriormente muchas otras ediciones editadas por él mismo.
Abad de los canónigos de Letrán fue un estudioso del Antiguo Testamento y los orígenes del cristianismo, profesor de historia del cristianismo en la Universidad de Bari (desde 1950).
Entre su vasta producción, caracterizada por posiciones católicas tradicionales, además de estudios críticos y versiones de diversos libros bíblicos, destacan versiones del griego (Josefo, 1937) y siríaco:
la Historia de Israel (2 vols., 1932-34); la Vida de Cristo (1941); el apóstol Pablo (1949); los Hechos de los Apóstoles (1951); y una monografía sobre Juliano el apóstata (1956). Fue editor de la Enciclopedia italiana.
Decenario al Espíritu Santo por
Francisca Javiera del Valle
Ed Ares - Milano
La pobre costurera Francisca (1856-1930) vivió en la aldea castellana de Carrión de los Condes, cerca de Palencia, una oscura existencia transcurrida en el taller de costura que servía a los jesuitas del Colegio del Sagrado Corazón.
Sorprende la profunda espiritualidad y sutileza de sus obras, y la fuerza que muchos teólogos podrían envidiar con la que se ayuda al lector a conocer, amar y rezar al único Dios en cada una de sus personas.
El libro describe en diez "días"; un itinerario de oración que es también un itinerario de santidad en todas las situaciones humanas.
Es una meditación sobre la vida de la Santísima Trinidad y sobre nuestra vida en relación con ella, de tal profundidad y sabiduría que sólo se puede explicar con el don y la iluminación que Dios concede a las almas que lo frecuentan con intimidad: el don de sabiduría.
Atti degli Apostoli 2,1-11.
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.
De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.
Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.
Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.
Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.
Con gran admiración y estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?
¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios".
Traduzione liturgica della Bibbia
|