Evangelio según
San Juan 5,1-16
 
Cómo ser o llegar a ser seguidor de Jesucristo en el mundo y en tu situación
Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?"

Antes de dar mi opinión, me gustaría recordar el comentario de San Agustín sobre este pasaje. Los milagros de Cristo son para él una figura en relación con la salvación eterna; simbólicamente, el Santo dice que el agua del estanque representa al pueblo judío encerrado entre los cinco pórticos, es decir, los 5 libros de Moisés, es decir, dentro de los límites de la ley.
El agua que se agita representa la Pasión del Señor, por lo que quien no la rechaza y la acepta, es decir, se sumerge en esa agua, se sana.
Para ser sanado, resumo el pensamiento agustiniano, hay que tener la humildad de aceptar la Fe en Jesucristo, en su muerte en la cruz. Debemos creer en un Dios encarnado, nacido de mujer, arrestado, atado, flagelado, ultrajado, finalmente crucificado, muerto y sepultado. Quien desprecia esta condición de humildad en Dios, dice el Santo, no quiere curarse de la soberbia.


Jesús y el paralítico en la piscina de Betzaeta

Confieso que a veces yo también me horrorizo ​​pensando en los dolores que sufrió Jesús en el cuerpo y, como hombre, también en el tormento que sintió antes de entregarse espontáneamente a su muerte. Pero me doy cuenta de que hay que creer en él con fe para ser humilde como el Señor.

Jesús es la misericordia divina hecha persona, y ayuda a todos los que se lo piden con fe. Cuando alguien está realmente en una dificultad extrema, El Señor se da cuenta, siente compasión y ayuda espontáneamente, sin necesidad de que se lo pidan.
En este caso, a la pregunta de Jesús "¿Quieres curarte?" el paralítico siente la necesidad de justificarse, de alguna manera de explicar por qué no está en condiciones de hacer como los demás.

Más allá del simbolismo de San Agustín en este pasaje veo la Fe que Dios da a quien la pide y la quiere. La fe es el don precioso de Dios que nos permite comprender el misterio del dolor y la razón del mal que existe y que parece triunfar en el mundo.
Esta fe que cada uno de nosotros debe tratar de propagar y transmitir a los demás dentro de los límites de sus posibilidades objetivas, con su ejemplo de vida, de modo que las personas que entren en contacto con nosotros no puedan decir

«... Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse .... ».  

Ante esta tarea que no es fácil, sobre todo si tenemos miedo y pensamos que no podemos hacerla ante la evidencia de nuestras debilidades humanas y de nuestros errores, si verdaderamente tenemos Fe debemos orar a Nuestro Señor Jesús para que nos ayude.
Por mi parte, sabiendo que Jesús nunca niega nada a su Madre, refugio de los pecadores, consoladora de los afligidos y auxilio de los cristianos, me dirijo siempre y constantemente a Ella en toda circunstancia pidiendo su maternal intercesión. Y especialmente pido que mi fe crezca cada vez más.

Mateo 21:21. “Jesús les respondió: De cierto os digo: Si tuvierais fe y no dudaseis... (omissis)... si también a este monte dijereis: 'Sal de allí y tírate al mar', se estaría hecho".

 

Lino Bertuzzi Mar 29, 2022


Fin del comentario



Stefano Pelloni
  No temais ! la ,isericordia de Jesús
  es INFINITA

Evangelio según
San Juan 5,1-16.

Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.
Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo Betsata, que tiene cinco pórticos.
Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, paralíticos y lisiados, que esperaban la agitación del agua.
[Porque el Angel del Señor descendía cada tanto a la piscina y movía el agua. El primero que entraba en la piscina, después que el agua se agitaba, quedaba curado, cualquiera fuera su mal.]
Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años.
Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: "¿Quieres curarte?".
El respondió: "Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes".
Jesús le dijo: "Levántate, toma tu camilla y camina".
En seguida el hombre se curó, tomó su camilla y empezó a caminar. Era un sábado,
y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser curado: "Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla".
El les respondió: "El que me curó me dijo: 'Toma tu camilla y camina'".
Ellos le preguntaron: "¿Quién es ese hombre que te dijo: 'Toma tu camilla y camina?'".
Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí.
Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: "Has sido curado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía".
El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado.
Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.