Esta mañana del 7 de octubre de 2018, después de la misa, el sentimiento de alegria que siento se debe a la comprensión de que he tratado de entender y seguir las enseñanzas de Jesús. No siempre es fácil, porque el Evangelio debe leerse conociendo la situación histórica del entorno y el espíritu de los tiempos en que se escribió.
Regresando a casa, mientras preparo la bandeja de medicamentos que mi esposa debe tomar y los aparatos que debe usar cuando viene para el desayuno, se me ocurre cuando la conocí en 1965, incluso para ser preciso el 31 de diciembre de 1964. y que el próximo mes de abril de 2019 espero celebrar nuestra boda de oro.
Agradezco a Dios por todo, a pesar de los problemas y desacuerdos que nunca fallaron, el bien que nos envió y el mal que permitió que nos sucediera.
Pero ella y yo nos hemos resistido a todo, y siempre hemos remediado todo, porque siempre hemos tratado, quizás de manera casi inconsciente, de escuchar Su voz y cumplir con nuestro deber, respetando los compromisos que habíamos asumido libremente. Esta es una condición indispensable para que todas coexistencias sean posibles y continúen en el tiempo.
EXÉGESIS:
El comentario ha terminado, pero si todavía tienes un poco de paciencia, te contaré algo sobre mi experiencia. Si has leído el comentario y si lo deseas, puedes leer esto también.
El hogar de familia es esencial para la supervivencia de una comunidad. Pero hoy en día, debido también a la prosperidad económica y la perniciosa influencia de la memoria triste del materialismo ateo, el relativismo, el hedonismo y la búsqueda del placer a cualquier costo se han propagado en nuestra sociedad.
Junto con el ateísmo práctico, la cultura exagerada de los derechos de las personas y el incumplimiento de los deberes, estos factores están a punto de destruirnos.
Los jóvenes se ocupan únicamente de los aspectos materiales. Muchos, si pueden se van a casarse sin conocer bien a su pareja, si no, simplemente se van a vivir juntos.
El divorcio y el aborto socavan a la familia al ofrecer rutas de salida aparentemente fáciles a situaciones difíciles; la confusión de sexos y enfermedades mentales causan hechos que una vez fueron inadmisibles e incluso severamente penalizados.
Con respecto a mi esposa y a mí, cuando retrocedo en mi memoria a todo este tiempo pasado, me pregunto si me he comportado como Dios quiere. Confieso que durante mi vida no siempre he sido perfecto, pero con la Gracia de Dios tuve la oportunidad de reconocer mis errores y traté de evitar repetirlos.
Ambos tuvimos la gracia de nacer en familias donde nos enseñaron con su ejemplo el valor de los deberes y de las promesas y, sobre todo, no permitieron que aprovecharíamos de la situación, y no nos acostumbraron a lo superfluo.
Así que no solo cuando empezamos a salir juntos, sino incluso después de un año, cuando fuimos a la iglesia y nos comprometimos a prometernos lealtad, aunque la atracción física era fuerte debido a las hormonas de la juventud, nunca fuimos más allá de ciertos límites.
De hecho, con el tiempo me di cuenta de que lo que me atraía a mi futura esposa no era solo el sexo, sino toda su persona y sus cualidades.
Ahora que nuestros hijos ya se han ido y que nos hemos vuelto ancianos, la consonancia de ideas, fe, cultura y sentimientos nos permite ser felices y seguir amándonos a pesar de las tremendas pruebas que hemos enfrentado y pasado juntos, a veces también gracias a ellas .. Espero que después del pasaje a nuestra próxima vida, Dios nos permita permanecer juntos, ella y yo, por toda la eternidad.
| Como no soy ni hombre religioso ni ermitaño, esta es mi manera de escuchar y poner en práctica la Palabra de Dios. No tengo la ambición ni la intención de hacer, quién sabe qué actos heroicos o quién sabe qué cosas extraordinarias, pero trato de santificarme cumpliendo fielmente mis deberes en la vida cotidiana, lo cual no es una cosa pequeña, al menos para mí. Y acepto lo que Dios envía, acepto todo, por lo tanto también cualquier riqueza, o enfermedad, o pobreza, o incluso tener o no tener grandes responsabilidades.Y espero, sobre todo, que nunca pierda la fe que Él me ha dado. |
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Evangelio según San Marcos 10,2-16.
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;
y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".
Le trajeron entonces a unos niños para que los tocara, pero los discípulos los reprendieron.
Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: "Dejen que los niños se acerquen a mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como ellos.
Les aseguro que el que no recibe el Reino de Dios como un niño, no entrará en él".
Después los abrazó y los bendijo, imponiéndoles las manos.