Los periódicos y los otros medios de comunicación de masas, con más o menos frecuencia y conciencia, comunican al público mensajes negativos y errores debido al relativismo que se libra en la actualidad. A menudo están ausentes veracidad y rectitud, y màs los errores gramaticales y lingüísticos son frecuentes; por el sesgo inherente a los italianos - y no solos - es entonces casi siempre imposible de reconocer la verdad. Debido a los intereses de los editores que en su mayoría se encuentran a lado de la izquierda política, donde pueden obtener beneficios y protección, la información siempre se filtra y està distorsionada por la ideología. qué hacemos?

Pedimos su contribución a sugerir buenas lecturas. Hay una gran necesidad de buenos libros, y un buen libro no debe ser contaminado por el partidismo, pero incluso si el contenido y agradable o de fantasía, debe ser lo más veraz posible y culturalmente edificante. No sólo tiene que distraer y entretener, pero debe mejorar la cultura y el conocimiento. Incluso hoydía hay escritores y novelas dignas de ese nombre. Pero incluso esos tipos no rentables y peligrosos como Dan Brown o Ken Follett, la mayoría de ellos se ven afectados por el relativismo; por otra parte los filtros dañinos del marxismo, que siguen influyendo en la historia y la cultura, están lejos de desaparecer.

Modernismo y filosofías materialistas o totalitarias redujeron la literatura antigua a cosa para unos pocos iniciados. En particular, los marxistas, y por desgracia no sólo ellos, han demonizado la antigüedad clásica, con interpretación instrumental de la historia y la cultura, y tergiversando los hechos de los períodos que se consideraban símbolo de la opresión del hombre por el hombre. Aquí nos gustaría acomodar piezas escritas y bien documentadas y otro material capaz de hacernos apreciar el sabor de lo clásico y de restaurar la verdad histórica màs probable, disipando los mitos. Si tenemos en cuenta los medios técnicos del tiempo antiguo, la riqueza de su literatura es enorme.

En espectáculos y entretenimiento en general, se encuentran los mismos defectos de la Información, con una vulgaridad rampante y un mal gusto matón, no sólo en la televisión comercial. El momento de Sir Laurence Olivier y Eduardo De Filippo - en Italia - y sus obras de teatro, en el sentimiento común de corriente son un recuerdo lejano. En Italia, incluso en el espectáculo satírico llamado cabaret, aparentemente comediantes como Pippo Franco y los de Bagaglino no exisen màs, sin hablar de los que ahora se desvanecieron también en la memoria de las personas mayores. Nos gustaría, sin embargo, que en la llamada ficción, al menos, la actuación se convierta nuevamente a ser comprensible; por favor dejen ese estilo de balbuceo confuso e incomprensible hoy tan extendido de recitar - no se sabe si debido a la moda o a la incapacidad de los actores y del doblaje